Han pasado ocho años desde aquella noche de mayo de 2017 en Detroit. Ocho años desde que Chris Cornell colgó el micrófono por última vez, sin saber que era la última vez. Ocho años en los que Kim Thayil, Matt Cameron y Ben Shepherd han tenido que aprender a respirar sin él, a existir como músicos en un mundo donde Soundgarden ya no podía existir. Hasta ahora.
El 8 de noviembre pasado, en Cleveland, algo imposible sucedió: Soundgarden volvió a tocar. No como lo recordábamos, porque eso sería una blasfemia. Pero tocaron. Y por unos minutos, en ese escenario del Rock & Roll Hall of Fame, con Taylor Momsen desgarrando “Rusty Cage” y Brandi Carlile quebrándose en “Black Hole Sun”, los que estuvieron allí y aquellos que lo vimos a través de una pantalla con los ojos húmedos, entendimos que la banda nunca se había ido realmente. Solo estaba esperando el momento correcto para volver.
“Long live @chriscornell and long live @Soundgarden” — Jim Carrey delivers a heartfelt tribute as he inducts Soundgarden into the Rock & Roll Hall of Fame.
📺 Tune in NOW on @DisneyPlus to watch the 2025 Rock & Roll of Fame Induction Ceremony.#RockHall2025 pic.twitter.com/mcAeFMQ7bZ— Rock & Roll Hall of Fame (@rockhall) November 9, 2025
Jim Carrey fue quien los indujo al salón de la fama, y su discurso no fue la típica pompa ceremonial que esperás de estos eventos. Carrey habló como lo que es: un fan que un día tuvo el privilegio de estar del otro lado. Recordó 1996, su debut en Saturday Night Live, cuando exigió que Soundgarden fuera la banda invitada. “Se lanzaron a la oscura y épica belleza de ‘Pretty Noose'”, dijo. “Me paré justo en frente de ellos, dejando que las olas de electricidad me bañaran, como un bautismo auditivo. Me sumergieron y cuando salí, era libre”.
Esa noche, Cornell le regaló la Telecaster con la que había tocado, firmada por toda la banda. “Una de mis posesiones más preciadas”, admitió Carrey décadas después, porque todos los que aman a Soundgarden saben que no hay reliquia más sagrada que un pedazo de esa época, cuando el grunge todavía era visceral y honesto, antes de que se convirtiera en nostalgia empaquetada.
Pero el verdadero golpe emocional llegó cuando Toni Cornell de 21 años, subió al escenario con Nancy Wilson para interpretar “Fell on Black Days”. No había forma de salir ileso de ese momento. Ver a la hija de Chris cantar las palabras que su padre escribió tres décadas atrás, acompañada por otra leyenda de Seattle, fue un recordatorio brutal de que el grunge nunca trató sobre la fama o los discos de platino. Siempre fue sobre esto: dolor transmutado en arte, vulnerabilidad convertida en poder, la certeza de que las canciones sobreviven cuando todo lo demás se desmorona.
Chris Cornell’s daughter Toni Cornell performed “Fell On Black Days” alongside Nancy Wilson in honor of her father and Soundgarden, inducted into the Rock and Roll Hall of Fame 2025 Ceremony 🥹❤️ pic.twitter.com/x4AaWKQsYe— 🎸 Rock History 🎸 (@historyrock_) November 9, 2025
Las canciones que casi nunca vimos: dentro del último álbum de Soundgarden
La historia de este disco es tan complicada como todo lo que rodea al final de Soundgarden. En 2016, la banda estaba en el estudio trabajando en material nuevo. Cornell ya había grabado voces, Thayil estaba construyendo riffs, Cameron martillando la batería con esa precisión quirúrgica que lo caracteriza. Todo iba bien. Demasiado bien, quizás. Entonces vino lo que siempre venía: la presión de salir de gira, de tocar los hits, de ser la máquina de nostalgia que el negocio necesitaba que fueran.
“Estaba tan enojado cuando nos dijeron que teníamos que parar para salir de gira”, admitió Ben Shepherd en una entrevista con Bass Magazine este 2025. “No tenía ningún sentido”. Querían terminar el disco. Querían usar el momentum creativo. Pero las giras ya estaban planeadas, los boletos vendidos, el circo en marcha. Así que dejaron las canciones a medias y se subieron al bus. Nunca volvieron a ese estudio los cuatro juntos.
Después vinieron los años oscuros. La muerte de Cornell en mayo de 2017. El duelo. Las batallas legales por las cintas maestras que se extendieron durante años, con Vicky Cornell de un lado y la banda del otro, todos reclamando el derecho a terminar lo que Chris había empezado. Fueron años de silencio, de canciones atrapadas en el limbo legal, de fans resignados a nunca escuchar ese material.
Pero ahora, finalmente, están de vuelta en el estudio. Con Terry Date -el productor que ayudó a forjar el sonido de Soundgarden en sus días de gloria- al frente de la consola, Thayil, Cameron y Shepherd están completando lo que comenzaron hace casi una década. Y lo están haciendo alrededor de algo sagrado: las últimas grabaciones vocales de Chris Cornell.
“Estamos tomando estas ideas que escribimos con él y finalmente las estamos grabando y completándolas”, explicó Shepherd. “Estas canciones ya están establecidas porque tenemos las pistas vocales de Chris. Solo estamos llenando todo alrededor de ellas. Incluso sus voces de prueba son lo suficientemente buenas como para hacer un álbum; su voz siempre fue extraordinaria”.
El proceso es agridulce. Hace unas semanas, Shepherd entró al estudio por primera vez para grabar bajo. Salió de la sala de control para dejar su café y escuchó la reproducción de una de las canciones. Se detuvo en seco. “Pensé: ‘Dios mío, qué bueno es escuchar a Soundgarden de nuevo’. Pasó de ser tomas ásperas e ideas dispersas a que de repente las guitarras de Kim estaban ahí con la batería de Matt, las voces de Chris y mis nuevas líneas de bajo. Era Soundgarden. Fue una sensación tan genial”.
Pero también dolorosa. “Terminar este álbum me hace extrañar más a Chris”, confesó Shepherd. Y luego agregó algo que destroza: “El otro día me di cuenta en un nivel más profundo: en el minuto en que terminemos este disco y toque mi última nota, ¿Significa eso que nunca vamos a hacerlo de nuevo? ¿Qué significa esto? Sin Chris no somos Soundgarden. Quién sabe, tal vez -egoístamente- sigamos grabando el disco para poder seguir trabajando en él y preservar el momento en el tiempo”.
Las canciones prometen ser clásicas de Soundgarden en toda su complejidad retorcida. Shepherd describió una de las pistas como “poderosa”, término que él y Thayil reservan para los temas que realmente golpean. Se ampolló las manos tocándola. “Gracias, Cornell”, bromeó, reconociendo que Chris y Kim siempre escribían riffs imposibles que había que clavar sí o sí.
Otra canción tiene una firma de tiempo complicada, porque Soundgarden nunca hizo las cosas fáciles. “Es una pista más relajada, no algo potente. Es realmente melódica y psicodélica”, describió Shepherd. “Matt me mostró que hay un pequeño golpe metido ahí que hace que el timing sea complicado. Una vez que me lo mostró, tuvo sentido”.
La batería de Cameron ya está lista. Thayil y Shepherd se alternan en el estudio, grabando sus partes, llenando los espacios que Cornell dejó marcados con su voz. Es un trabajo de restauración, de arqueología emocional, de completar un testamento musical que nunca debió quedar inconcluso.
¿Cuándo sale el nuevo álbum de Soundgarden?
¿Cuándo sale el nuevo álbum de Soundgarden? Esa es la pregunta que todos nos estamos haciendo y que -honestamente- nadie tiene respuesta. No hay fecha de lanzamiento. No hay cronograma. No hay ejecutivos de sello presionando con deadlines. Y tal vez eso sea lo
Crédito de la fuente original: www.clarin.com
