Seis bises y zapatos volando: La enérgica actuación del artista.

hizo seis bises y lanzó sus zapatos en el escenario

La talentosa Nadine Sierra se lució en el cierre del Ciclo Aura, convirtiendo la noche en una verdadera fiesta. Desde el momento en que pisó el escenario, envuelta en una luz plateada que hacía brillar las lentejuelas de su vestido, quedó claro que esta no sería una función ordinaria.

“¡Me nombraron huésped de honor de la ciudad de Buenos Aires!”, exclamó la soprano emocionada. “Me siento tan conmovida porque aquí se puede sentir una energía genuina, algo que se está perdiendo en general, y creo que le hace mucha falta a este mundo. Viajo mucho y me presento en salas de todo el mundo, y créanme que no se experimenta esa energía genuina en todas partes. ¡Consérvenla! Estoy muy feliz”.

Nadine Sierra con el pianista Bryan Wagon en el Teatro Colón, en el cierre del ciclo Aura. Foto de prensa gentileza Juanjo Bruzza.

La conexión y entrega de la cantante fueron totales. El recital, junto al pianista Bryan Wagon, fue un viaje por la gran tradición operística, desde el bel canto hasta Puccini y Verdi, combinado con un segundo bloque dedicado a la canción brasileña y a la zarzuela, terrenos que Nadine Sierra transitó con naturalidad escénica y refinamiento vocal.

Este concierto confirmó a Nadine Sierra como una soprano extraordinaria, demostrando una técnica impecable que le permitió jugar con soltura. Disfruta del escenario, deslumbra con su carisma y es capaz de transitar distintos estilos sin perder su identidad vocal. Su canto combina frescura, rigor y un caudal impresionante que mantiene la belleza sonora y profundidad musical. El pianista Wagorn, con su toque elegante y preciso, creó un espacio sonoro donde la voz de Sierra pudo brillar con naturalidad y dramatismo.

La primera parte, clásica

El inicio con Ah, je veux vivre de Roméo et Juliette fue una carta de presentación perfecta: agilidad precisa, trinos limpios y un control del fiato que le permitió sostener líneas largas con espontaneidad juvenil. En Chi il bel sogno di Doretta, construyó el ascenso emocional de la melodía con una mezcla de pureza tímbrica y libertad respiratoria que raramente se encuentran juntas en una misma cantante.

Nadine Sierra en el Teatro Colón, con una conexión y entrega total. Foto de prensa gentileza Juanjo Bruzza.

En el Don Pasquale de Donizetti, el virtuosismo se hizo presente de forma sutil; la coloratura se integró al discurso dramático, evitando gestos vacíos, y Nadine interpretó con picardía y seducción a la desinhibida Norina.

Siempre comunicativa, la cantante mencionó la relación profesional y de veinte años de amistad que la une al pianista, quien la acompañó en su interpretación del Preludio Op28, Nº 15 de Chopin.

El aria Deh, vieni, non tardar de Susanna mostró lo mejor de Sierra: la combinación justa entre lirismo y expresión mozartiana, un manejo elegante en el rubato y una intención teatral que se manifestó sin exageraciones. Probablemente, este fue el momento de mayor naturalidad musical en la primera parte.

Nadine Sierra en el Teatro Colón, saludando junto al pianista y el tenor argentino Diego Bento. Foto de prensa gentileza Juanjo Bruzza.

El desafío mayor llegó con È strano… Sempre libera, donde la soprano demostró que su interpretación de Violetta ya no es una promesa, sino una realidad plena: agudos firmes, dramatismo contenido y una madurez expresiva que la distingue de otros referentes recientes del papel. Como es habitual en el Ciclo Aura, siempre hay sorpresas: el tenor argentino Diego Bento se sumó con la voz de Alfredo desde fuera del escenario y luego se unió a Nadine en el escenario.

El segundo tramo y el final

La segunda parte comenzó con un cambio de vestuario, donde la cantante deslumbró con un vestido rojo. Con Melodía sentimental, Sierra mostró una faceta más íntima: una voz cálida, vibrato controlado, un portugués cuidado y una expresividad sencilla. En Braga, su voz adquirió una sensualidad inesperada, explorando colores y un fraseo flexible, divirtiéndose en el escenario con un baile seductor. Fue una transición estética lograda y convincente.

Nadine Sierra en el Teatro Colón, saludando junto al pianista Bryan Wagon. Foto de prensa gentileza Juanjo Bruzza.

El regreso a Verdi con Caro nome mostró una agilidad cristalina y un control dinámico admirable; Sierra manejó la fragilidad inherente al aria con gracia y seguridad, siendo dueña absoluta de la línea.

El Intermezzo de Manon Lescaut ofreció un momento instrumental antes de un O mio babbino caro interpretado con una mezcla inusual de inocencia y profundidad, alejándose de lo meramente complaciente. Sierra bromeó con un amigo presente en la platea que no le gustaba el aria, generando risas en todo el teatro.

El concierto culminó con Me llaman la primorosa, donde Sierra desplegó un desparpajo teatral irresistible y una dicción española sorprendentemente clara. Su soltura en el escenario creó una conexión inmediata con el público. La voz de Sierra flotaba con naturalidad, el fiato parecía inagotable y los agudos emergían redondos y limpios, con esa pizca de riesgo que mantenía a la audiencia en vilo.

Y al llegar al final, en lugar de la típica reverencia protocolaria, Nadine hizo algo que solo las grandes divas se atreven: se quitó los zapatos y los lanzó al escenario. Luego vinieron los bises, no uno, no dos, sino una serie interminable donde combinó Summertime con Bésame mucho, acompañada por el contrabajista Marc André en un arreglo fantástico, un guiño a Puccini con Vissi d’arte, aclarando que no era parte de su repertorio pero disfrutando cada momento, y hasta un I Could Have Danced All Night, Beautiful Dreamer y O sole mio que sorprendieron a todos.

Nadine Sierra, acompañada por el contrabajista Marc André. Foto de prensa gentileza Juanjo Bruzza.

Nadine Sierra fue pura generosidad. No se guardó nada, ni voz, ni carisma, ni esa capacidad de hacer que 3000 personas sientan que están en una conversación íntima con ella. Se llevó los merecidos aplausos, quizás los más largos y sonoros que se recuerden en mucho tiempo.

Ficha

Función: miércoles 3 a las 20

En síntesis:

Nadine Sierra deslumbró en el cierre del Ciclo Aura con su impecable interpretación y carisma arrollador. El concierto fue una verdadera fiesta para los amantes de la música.

Preguntas frecuentes:

¿Quién fue la soprano destacada en el cierre del Ciclo Aura?

Nadine Sierra se destacó como la soprano principal en el cierre del Ciclo Aura.

¿Qué destacó a Nadine Sierra en su interpretación?

Su técnica impecable, carisma y capacidad para conectar con el público fueron aspectos destacados en la interpretación de Nadine Sierra.

¿Qué sorpresas hubo durante el concierto? Crédito de la fuente original: www.clarin.com