A cien años de su nacimiento, el mundo entero conmemora el legado de Celia Cruz, la inigualable reina de la salsa, mientras en su tierra natal parece que el reconocimiento oficial brilla por su ausencia. Repasemos juntos la historia y el eterno poder de esta icónica artista.
El martes pasado se cumplió un siglo desde que Celia Cruz llegó al mundo, y en todos los rincones se recuerda a una de las voces más potentes y queridas de la música latina. Sin embargo, en Cuba, su país de origen, es probable que esta efeméride pase desapercibida en los círculos oficiales. Así lo señala el escritor Leonardo Padura, quien en un artículo reflexiona sobre el legado de la artista y su falta de reconocimiento en la memoria institucional de la isla.
Padura comparte una experiencia personal vivida a principios de los años 90 durante el Festival de la Cultura del Caribe en Cancún. Allí, además de disfrutar de la compañía de figuras como Willie Colón y Tito Puente, presenció una actuación inolvidable: Celia Cruz, en todo su esplendor, llenando el escenario con su voz, su ritmo y su icónico grito de “¡Azúcar!”.
Esa noche, según el autor, no fue solo un concierto, fue un encuentro con una grandeza artística que trascendía el tiempo y las fronteras. Celia lograba conectar con su audiencia sin importar la distancia que la separaba de su tierra natal.
Sin embargo, esa misma distancia, marcada por la política y el exilio, impidió que muchos cubanos pudieran disfrutar de su talento en vivo. “Las oscuras distancias de la política les robaron esa maravillosa oportunidad”, reflexiona Padura, lamentando que generaciones enteras no hayan podido aplaudir a una de las artistas más universales de su país.
Celia Cruz, desde aquel primer programa de radio en los años 40 hasta convertirse en la voz femenina de la Sonora Matancera, abrió un camino único en la industria musical. Conquistando escenarios alrededor del mundo, recibiendo premios y homenajes diversos, su legado perdura décadas después de su partida. En 2023, su imagen brilló nuevamente al ser seleccionada como la primera mujer, negra y latina en aparecer en una moneda de 25 centavos de dólar en Estados Unidos.
Como resume Padura, “coronarla como Reina no fue suficiente, debieron elevarla a Emperatriz”. Y no exagera. Celia Cruz no solo pertenece a Cuba, pertenece al mundo. Su voz y su presencia lograron trascender el tiempo, la política y la distancia, convirtiéndola en un ícono eterno de la música.
Mientras el mundo celebra el centenario de Celia Cruz, en Argentina también se festeja el cumpleaños de otro ícono inmortal. Charly García, quien cumple 74 años, continúa siendo un faro en el rock nacional. Desde Sui Generis y Serú Girán hasta su carrera en solitario, Charly ha dejado discos esenciales que han marcado la historia musical argentina.
Con la misma energía que Celia Cruz llevó la salsa por el mundo, Charly expandió el rock argentino más allá de las fronteras. Ambos, desde universos distintos, representan esa resistencia creativa que convierte la música en identidad, historia y libertad.
En síntesis:
Celia Cruz y Charly García, dos leyendas de la música que han trascendido fronteras y generaciones, dejando un legado imborrable en la historia musical latinoamericana.
Preguntas frecuentes:
– ¿Qué conmemora el mundo a cien años del nacimiento de Celia Cruz? El legado de la reina de la salsa.
– ¿Por qué se menciona la falta de reconocimiento oficial a Celia Cruz en Cuba? Porque en su país natal parece que el homenaje oficial sigue ausente.
– ¿Qué experiencia personal comparte el escritor Leonardo Padura sobre Celia Cruz? Su encuentro con la artista durante el Festival de la Cultura del Caribe en Cancún.
– ¿Qué similitudes se destacan entre Celia Cruz y Charly García en el artículo? Ambos representan una resistencia creativa que convierte la música en identidad, historia y libertad.
Crédito de la fuente original: www.diariocronica.com.ar
