El general José de San Martín regresa a la Argentina después de su exilio en Boulogne sur Mer y muerte. El único cuadro en óleo en Europa con su imagen fue donado por el famoso psicoanalista y coleccionista Horacio Amigorena en París al Museo Nacional de Arte Decorativo argentino. La obra estuvo oculta 150 años por la familia D’Hastrel.
La odisea de la donación fue tan complicada, que la peregrinación se pareció a la difícil vida del Libertador y su autoexilio en Francia. El cuadro fue donado el 17 de noviembre del 2023 y aceptado por el entonces ministro de Cultura, Tristán Bauer bajo el kirchnerismo. Nadie fue a recogerlo jamás.
Un whatsapp llegó en pleno verano europeo al celular de esta periodista. Era de Horacio Amigorena, con el ofrecimiento de contar la historia y un ruego: “Quiero que se lo lleven. Pero tampoco quiero que lo lleven y pongan en el depósito del Museo Nacional de Bellas Artes. Porque eso sería un destino deshonroso”, pidió. Hoy se encuentra en el despacho del embajador argentino en París, Ian Sielecki.
Con sus 90 años a cuestas, Amigorena lo entregó a la embajada argentina en París el 29 de septiembre, en un transporte de Sotheby’s, pagado por él, en otro paso más de esta donación que no termina. Lo recibieron Sielecki y Eduardo Carballido, director de la Galería Argentina, que consiguió destrabar el trámite de los seguros y el traslado. A ello se sumó otra magia: la de Gastón Pulero, director de Integración federal y Cooperación Internacional Cultural y la embajadora Alejandra Pecoraro, directora de Asuntos Culturales, que comenzó a empujar el caso desde la cancillería argentina.
Falta que la valija diplomática lo traslade y finalmente sea entregado a Hugo Pontoriero, director del Museo Nacional de Arte Decorativo en Buenos Aires, lugar que Amigorena eligió. El palacio Errazuris es el espacio donde vivió Eva Perón, elegido por Amigorena cuando se escapaba del liceo y se hacía “la rabona” y donde fue a celebrar la Liberación de París , junto a sus padres, en 1945. Por eso eligió donarlo allí.
“Es un privilegio poder contar con una obra que tiene tanta historia y que representa a la Argentina de distintas maneras. El retrato del general San Martín en segundo plano es quizás un reflejo simbólico de que siempre está ahí mirándonos, protegiéndonos con su guía simbólica, histórica, con todo lo que hizo por la nación” dijo el embajador Sielecki, tras recibirlo.
En Buenos Aires, Hugo Pontoriero espera que llegue la valija diplomática. Se imagina una gran presentación en la biblioteca del palacio Errázuriz, con las más altas autoridades.
“Es un cuadro iconográfico, de historia finalmente. D’Hastrel es una gran firma. De hecho hay algunas obras en el Museo Nacional de Bellas Artes en Buenos Aires. Además de estar muy bien compuesto, es un cuadro bello, una gran obra. Pero me parece que hay todo un misterio ahí para descubrir quién es la mujer retratada. Es como un cuadro adentro de otro. Si uno mira el fondo del cuadro, se ve el retrato de San Martín, y dice, justamente, “San Martín”. Hay un retrato adentro del mismo retrato, lo cual lo hace todavía más interesante y más curioso” explicó Pontoriero desde Buenos Aires.
“Y finalmente también el entusiasmo y el amor que Amigorena le puso a la donación. Porque la verdad que Horacio es un exiliado. Hace mucho que se fue del país, por supuesto, por la dictadura. Entonces ahí hay también una historia del protagonista, que es Horacio como donante y me pareció interesante sumarlo a la historia del cuadro”, contó el director del museo.
Unidos por el exilio
El general San Martin y Horacio Amigorena tienen un punto en común: el exilio en Francia. El general se fue por la animosidad del presidente Bernardino Rivadavia , Simón Bolívar y la desunión latinoamericana. Amigorena fue una víctima de los “Bastones Largos” del general Juan Carlos Onganía, que lo hizo aterrizar en París. Aquí crecieron sus hijos, Santiago y Sebastián, construyó su carrera académica y comenzó su pasión de coleccionar arte, especialmente dibujos. Nunca había vuelto a la embajada argentina desde que se exiló.
Por esos azares de los coleccionistas se encontró con un óleo de Adolfo D’Hastrel, un militar francés y noble de Alsacia, que fue el gobernador de la isla Martín García durante el bloqueo francés en el Río de la Plata y pintor. Formaba parte de la sucesión familiar y lo vendían. En la escena, una jovencita, con los hombros desnudos y pollera de seda, junto a una mesa de mantel rojo,mirada pensativa, escribía una carta. Tintero, flores en el jarrón, un espejo oval y un aguamanil con jarra. Una decoración de un dormitorio en una casa burguesa francesa del siglo XIX. En la pared del cuadro, enmarcado, un retrato masculino que no era otro que el del general José de San Martin, identificado como tal. Una tela de 63 centímetros por 49,5. D’Hastrel fue uno de los primeros pintores franceses en el Rio de la Plata.
¿Lo pintó en París?
Existen indicios de que la obra pudo haberse realizado en Francia: D’Hastrel regresó a París desde América del Sur hacia 1846 y mantuvo vínculos con talleres y editores. El mobiliario representado corresponde a modelos burgueses europeos. Tras la muerte de San Martín en Boulogne-sur-Mer en 1850, su efigie circuló en Francia en forma de grabado. La pintura podría ser, por tanto, una evocación rioplatense elaborada en un contexto francés.
El vestuario femenino y los elementos del interior permiten ubicar la obra entre 1840 y 1855. Si se confirma que el retrato del fondo deriva de grabados posteriores a 1850, la datación debería situarse en esa década.
La obra atribuida a D’Hastrel constituye un raro ejemplo de la integración de iconografía patriótica en una escena doméstica. Su análisis contribuye a comprender cómo los artistas-viajeros franceses interpretaron y resignificaron símbolos nacionales rioplatenses, incluso fuera de América del Sur. La autenticación definitiva requerirá estudios técnicos, investigación de procedencia y comparación estilística con obras seguras del autor.
La petite amie sin nombre
Amigorena quedó fascinado con su descubrimiento. Compró el cuadro de San Martín y otros de D´Hastrel, que ya era un pintor iconográfico y viajero, cuyas obras están en el Museo de Bellas Artes de Buenos Aires.Solo había dos obras en Europa con San Martín incluido: una hecha por una belga, amiga del colegio de Merceditas, su hija, y el de Hastrel, cuyo contexto se desconocía. El contraste entre la acción íntima y el símbolo patriótico dotaba a la composición de un carácter singular. Pero esa jovencita burguesa de la obra generaba aun más interrogantes.
¿Era su hija Merceditas de San Martin y Escalada?.¿O una de sus nietas? Las fotos no coincidían con Mercedes o Josefa Dominga, más conocida como, Pepita, que habían nacido del matrimonio de su hija Mercedes con José Balcarce, médico y diplomático. La búsqueda de identidad de la joven de la foto se convirtió en un juego de investigación. Nadie la conoc
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